domingo, marzo 18, 2007

La vida de los otros

es lo que pasa mientras hacemos planes
el futuro no existe
engañamos un poco a nuestra inteligencia
engañamos un poco a nuestra propia vida
exigiéndonos la espera cuando podríamos luchar
por lo insalvable, cuando podríamos rompernos
como gusanos fotofóbicos que inflexibles
regresan al foco de luz por tradición,
por inercia.
Se adelante un paso el valiente
y elige la malévola definición de su estado
corrobora los síntomas y evalúa soluciones
confronta la asepsia inerme con la experiencia traumática
y los altercados tristes que superados
darán la vida y la esperanza por oposición
cuando declaramos que el futuro no existe
y ella (la esperanza) es el espíritu libre que nos dará la dádiva
en la espera ineficaz y traidora.
Así, entre dos vías de agua se elige la sequedad.
Entre dos motivaciones se elige la experiencia de la herida.
Entre dos formas de superarlo, se elige el océano desértico de tu ausencia
en el día más que en el sueño. De miradas que se buscan mariposas tristes.
Sin trampas, sin atajos, sin mentiras piadosas
únicamente con el manual de soluciones humanas
a los males humanos.
Si el futuro no existe, el amor tampoco
porque no vendrá jamás si muere hoy,
ya sea cuerpo o ánimo, ya sea mano o mirada.
Engañamos un poco a nuestra inteligencia
con la memoria sesgada,
engañamos un poco a nuestra vida
con amores de tránsito hacia la equidad.
Y si llega la felicidad el desierto habrá valido la pena.
Y si sólo llega el futuro, la experiencia habrá valido la vida.

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