Y he aprendido que nada importa
ni la convención social
ni el éxito en la madrugada
que no importa la inocencia
ni novelar de romanticismo las escenas
que no vendrá un amor mejor
si no acabo con este amor
que todavía dura en la ausencia
que todavía me llora por las noches
cuando mirar por la ventana es un proceso
de recuperación y no de olvido
cuando ejercer de vigilante de llamadas
es una adicción, un hábito, un vicio
encarnado en el autoconvencimiento
de que sólo se propone una esperanza nueva
que no existe,
un juego infructuoso de mareas
un genocidio de agendas telefónicas
y voces en la línea de fuego.
No he cambiado para crecer,
he cambiado para cambiar
para no ser yo más tiempo
sin dejar de serme imprescindible
o necesario.
Yo no sirvo para el proyecto de mí mismo
que tenéis los demás.
Yo soy pequeño
yo soy distinto
como todos
no albergo mayor capacidad
ni conocimiento
no soy valiente
no soy un héroe
ni un romántico
empedernido en los nuevos tiempos
yo soy la esquela del amor fracturado
yo soy yo soy yo soy no siendo
no aspiro a la solución final
pero me asusta la aspiración del tiempo
la infelicidad, más que la no felicidad
diversos estados de enérgica soledad
que marcan indistintamente mi conciencia.
Hoy si empiezo a creer,
que he perdido 5 años
aunque contraste con el leiv motiv
de la búsqueda de la felicidad,
porque sí encontré las cosas que me otorgan
paz, equilibrio, tranquilidad y sosiego.
Y aspiro a encontrarte en ese estado
para que no haya dudas acerca de quién soy
y dónde he estado todos estos años.
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