lunes, agosto 02, 2010

Aunque me cueste

y tenga que decirlo todo.
Sé que acabará.
Porque en el abracadabra ya no quedan más sorpresas.
Y no porque no entiendas el significado de la palabra "deferencia"
no porque considere tus besos como un placebo,
sino
por la inconsistencia de este legrado
que no dictamina mi alma.

Eileen suena
como si balanceara mi vida
como si meciera mi espíritu
porque no te invoca
eterna numeraria.
Morir.
Verte.
Mentir.

Ahora para escribir poesía basta un amigo y un blog.
La recopilación será clamorosa.
Publicarán un libro, se venderá en la Fnac.
(como si aquello fuera...)

Escribir por ejemplo que la guerra fracturó un país,
que dividió familias,
que ensangrentó manos y corazones...

A eso se le llama traficar con el amarillismo.
Vender la muerte y el sufrimiento.
Lucrarse en el negocio de las almas.
No obstante somos postores.

Un día vinimos a contar que no quisimos
a éste o a aquél, a aquella, o a la otra, a ninguna...
no quisimos a ninguna (como si importara)
y les hicimos creer cosas que no
palabras que no
esclavitudes, cadenas, verbos, posturas, lágrimas
se convirtieron en lágrimas.
(algo tan sencillo)

Decidí que eras muy bella para mí,
demasiado bella.
Y no lo intenté con lo que tuve.
Ahora espero latitudes.
También porque no eras perfecta
y lo creiste impunemente.

Si he traficado alguna vez, ha sido sólo con mi dolor
o con tu inquina (si "tú" puede considerarse un impersonal)
las acrobacias que no hicimos en el tren
cuando no viniste
porque ya no queda amor
sólo latencia
porque ya no existe impulso
sólo tránsito.