lunes, junio 15, 2015

He vivido todo este tiempo sobre la ladera de un volcán. Tierra negra, piedra oscura, basalto, pedernal... Negro fundido en marrón.
Para cuando llegaron con la orden de deshaucio ya nada importaba;
el volcán había entrado en erupción después de 400 años de inactividad.

domingo, junio 07, 2015

El tiempo borra lugares que la memoria convierte en pasados.
Paseo por Cádiz buscando un banco extraviado de San José donde crecí de repente dos años de un beso para otro. Ese lugar no existe, pero sé que estuvimos allí. El cómo no importa demasiado.
Recuerdos pasados de cruzar el puente de San Severiano hacia el otrora Cádiz del otro lado de las vías del tren, sintiendo el temor infundado en barrios antaño mal llamados "peligrosos" como Trille, la Barriada y sobre todo El Cerro del Moro. Lugares habitados por mitos -hoy de pacotilla- como "El Pekitas", "El Puitas" o el "Peito", que yo no sé si existían, sólo el precio a pagar por su presencia de Caronte; 5 duros o 100 pesetas, ¿o quieres que te las quite yo?
Sé también de lugares que deberían existir para siempre, las últimas películas en los cines;
"Salvar al Soldado Ryan" en primera fila con el cuello doblado en el Cine Avenida, ver por segunda vez "Titanic" con palomitas en los cines de Muñoz Arenillas -cuyo nombre mi memoria no ha registrado-, y por supuesto esa maravillosa cinta de "El Cuervo" en los Cines del Campo del Sur -o "Mi Chica 2"- y "La Vida es Bella" en el cine de verano de Brunete. Luego abrieron el Palillero y pareció que el progreso era aquello.
Recuerdos también de ir a comprar al Hiper Cádiz de la Zona Franca, o de cuando llamábamos Pryca al Carrefour de Bahía Sur -tremendo acontecimiento aquel nuevo centro comercial-. Y sobre todo el Simago -haced la rima- frente al Mercado Central de Abastos. Tiempos de cambio, hasta quiero soñar con recordar que hubo un Galerías Preciados en la calle que va del Ayuntamiento hasta Catedral. No prometo que esto no sea un error de conexión sináptica-neuronal a la amígdala.
Y el primer botellón de Negrita con Cola en las Murallas de San Carlos con los amigos, y luego continuar en la Plaza de España y los mayores en el Albanta.
El Woodstock del centro, La Jarra en el paseo marítimo, el Metropol y las fiestas del instituto, yo nunca llegué a Las Pérgolas, tampoco puedo hablar del apogeo de La Punta de San Felipe... Y la Velada de los Ángeles en el ahora nuevo Parking de Santa Bárbara.
Sí recuerdo los partidos los sábados por la mañana en Avante o Tracaplaya, mirar la marea en el Diario de Cádiz durante la semana y rezar porque se congregaran 20 tíos dispuestos a correr a las 10-11 de la mañana. A veces era un 5 para 6 en un campito pequeño en la escalera de caracol. Y saltar la valla para jugar en Telegrafía sin hilos -ahora les han puesto un techado, tes qui yaaaa Juann- saltar pabajo en Campohondo, saltar parriba en Cortadura, pagar muy caro en fútbol 11 nocturno en el Bahía Sur -o colarnos sin billete en el tren en la estación al sol de Segunda Aguada-, y ganar campeonatos en campos de arena sin líneas de los Cuarteles de Varela, soñando con viajar del Cádiz al Madrid o al Barça, pasando por "Los Rosales". Por no hablar de ese odio a las pistas del fondo en Salesianos, donde meter la pierna era más un ejercicio de idiotas -porque caerse era el dolor- que de héroes. Y los Pescaitos. Y jugar al fútbol en el barrio, cuando no había carteles de "Prohibidos los juegos de pelota". Y podíamos tocar los cojones a partir de las 5 de la tarde. Por la siesta.
Tiempos en los que ir a Puntales era ir al fin del mundo. En los que Sevilla estaba taaaan lejos y Jerez, también.
Tiempos en los que los pinos silvestres llegaban hasta la playa de La Barrosa, y tiempos en los que tú nunca tendrías -ni querrías tener- un chalet en Roche. Porque acercarse a Bahía Blanca... era un estigma.
Pero sí una casita en los Caños de Meca.
Tiempos de la EGB y de Astilleros en auge. Tiempos de un Cádiz que prometía tiempos felices y progreso. Pero el progreso fue aquello: enamorarnos, sentirnos felices y creer -algunos- que seguiríamos aquí a pesar del Levante y a pesar del tiempo.
El tiempo borra lugares, borra recuerdos, y puede que borre personas también.
Nos queda la memoria y...
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