martes, marzo 27, 2007

Entreguerras

Iohannes suspira.
Sube a tender la ropa.
Está húmeda; programa número 7
prelavado, ropa delicada,
45º en frío y centrifugado.
Las cuerdas del tendedero
son líneas del enemigo,
apostadas como en un sueño;
2 ametralladoras de recuerdos
1 antiaéreo y un lanzallamas.
El frente dura 1 semana aproximadamente.
Sin provisiones ni munición, las tropas resisten
al terror de la incertidumbre
a la desgarradora soledad del cadáver
apostado enfrente, a la falta de información
sobre el transcurso de las negociaciones.
A la equivocación de coordenadas
en el apoyo aéreo.
Únicamente el coraje y la persistencia
facilitan la cadena de mando y evitan
iniciativas heróicas con consecuencias drásticas.
La cúpula militar sabe que hay frentes
donde no se ganan batallas,
pero que impiden que el otro bando
avance indiscriminadamente hacia el éxito
en la guerra.

Iohannes suspira.
Él pidió un puesto de francotirador
y se conforma con el camuflaje
de observador avanzado.
Casi nunca le gusta lo que vé.
Pero casi siempre evita hacer nada
para cambiarlo.

7 de cada 10 observadores mueren por actos de guerra.
3 de cada 10 francotiradores mueren en acto de servicio.
No muere quien no elige un bando.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Apreciado Ciro.

Es triste perder incluso en las guerras de la imaginación. A veces las cábalas sirven para revivir los momentos más dulces, otras solo para persistir en caminos equivocados, empecinadamente, pero sin riesgo mortal. "Una manera melancólica y muy eficaz de entretenerse exagerando y complicando las sensaciones, tanto las de felicidad como las de inquietud."

Alt

Ciro dijo...

Querido Alt, acepto gustoso tu consejo. Ha atenuado mis nervios hoy, no ha sido un buen día.
No te perdono la concisión, pero comprendo que quizá tenías asuntos más importantes que atender.
Te agradezco el tiempo y el pensamiento.

También me recuerdo que soy poeta por flagelación y por masoquismo, lo cual me convierte en un enfermo.
Pero si, humildemente, días terribles como éste, alumbran poemas como los dos últimos... creo que podré soportar la enfermedad relamiendo las heridas, aunque nunca suture ni cicatrice la llaga.

Me cuesta entender que el resto del mundo no comparte mi visión de él.
Me cuesta pensar que nunca encontraré a nadie capaz de lamerse la herida tanto tiempo y tan a gusto como lo hago yo.