2010 es una fecha de ciencia ficción
que siento como en constante adeudo
en aprendizaje de sabidurías
o en preparación de la cita disponible
cuando acariciar tu nombre ya sea
una variable en el dispensario de las emociones
o una decisión aperturista en las relaciones
diplomáticas,
perdidas tantas rimas consonantes,
ocasiones e ilusiones de ser amante o displicente
en amores y experiencias de tercer grado
para el número de serie, para el degradé
y la pulsión del músculo que te vió nacer.
Ya sólo existes porque imagino que en cualquier sitio
y donde estés,
habrá un momento tras el que tanto curriculum vitae
y méritos al portador
me hagan merecedor de tu elección.
Si nada puedo hacer salvo preparar una candidatura
que inconscientemente todavía presienta y persiga
que tiene el poder de convicción suficiente, como para hacer suya
tu elección. Que no es mía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario