Y qué si la lágrima
y qué si no adviene
y qué si no regresa del pánico
y qué si el verbo no te prefiere
Lo llamamos protocolo sentimental
a fuerza de despedir a la víscera
a costa de alimentar la paciencia
a pesar de la incógnita y la duda
Es una escalera mecánica
que no se mueve
y cuesta acostumbrarse
al latido inconsciente
y cuesta acostumbrarse
a la renuncia
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