En el desierto
nunca desprevenida
sólo corro cuando huyo de algo
o de alguien
y nadie me alcanza
nada me alcanza
en el desierto
en el que se ha convertido
la rosa
no tenemos sed
no tememos
no temo
y si me alcanzas
ya es más de lo necesario
y se convierte en impostura
a fuerza de ser descreídos
por la prevención de los riesgos
a la presunción de inocencia
perdida
el horizonte que ya no señalan
tus sonrisas
ha devuelto la conciencia
al desierto
la arena de mi vida
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