Concretos y exhaustos.
Diálogos apagados en el incendio
y con ellos los infiernos que los convocaron.
Evoco una pausa comedida,
me ciño a los trabajos de amor
perdidos
y cuento los días que faltan para irme
como antes contaba los días que faltaban
para vernos.
Vernos debería haber sido el motivo;
hacer crecer los lirios hasta la extenuación
creer en la mitología original y no
en el pseudo anagrama:
ardientemente nunca casó
nosotros.
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